No importa lo que pueda ser: Una montaña, un Valle, el Océano, un León o una Galaxia
Todo está hecho de esas pequeñas partículas que conocemos por Quarks y Leptones que forman los átomos y la materia, todos elementos y formas que existen en nuestro Universo conocido. Muchas veces hemos podido contemplar aquí esta maravillosa imagen en la que la estrella masiva IRS 4 comienza a desplegar sus alas. Nacida hace sólo unos 100.000 años, se podría decir que esta estrella es una recién nacida. La nebulosa se llama Sharpless 2-106 (S106). El gran disco de polvo y de gas que orbita la fuente infrarroja IRS 4, visible en rojo oscuro cerca del centro de la imagen, da a la nebulosa la forma de un reloj de arena o de una mariposa.
He procurado estudiar el Universo y he llegado a una conclusión que me lleva a preguntar: ¿aparte de átomos y espacio vacío… , qué existe? ¿Es todo lo que existe en el Universo fruto del Azar y de la Necesidad como decía Demócrito? León Lederman decía:
El Modelo nos habla de partículas elementales e interacciones, la Gravedad, no quiere estar presente.
“Todo lo que hay en el universo pasado o presente, del caldo de pollo a las estrellas de neutrones, podemos hacerlo con sólo doce partículas de materia. Nuestros á-tomos se agrupan en dos familias: seis quarks y seis leptones. Los seis quarks reciben los nombres de up (arriba), down (abajo), encanto, extraño, top (cima) o truth (verdad) y bottom fondo) o beauty (belleza). Los leptones son el electrón, tan familiar, el neutrino electrónico, el muón, el neutrino muónico, el tau y el neutrino tau.”
Tanto el uno como el otro -Demócrito y Lederman-, se dejaron cosas por detrás, y no cayeron en la cuenta de que, además de átomos formados por partículas infinitesimales que conforman el universo que conocemos, además digo, también están presentes los pensamientos y… ¡los sentimientos!
Ciento veinticinco mil millones de galaxias forman nuestro inmenso Universo y, todo ello, está formado por esas diminutas partículas que interaccionan con las cuatro fuerzas fundamentales que conocemos. Todo ello se configura en una enorme estructura: El Cosmos conocido lleno de galaxias formadas por estrellas, nebulosas y mundos que hacen posible la vida en toda su diversidad conocida y presentida.
Conocemos bien nuestro entorno, y contemplamos el “lucero de la mañana” que está materializado por el planeta Venus, sabemos del caluroso Mercurio, el pequeño planeta compuesto en su gran mayoría por hierro. Marte con su imagen rojiza y familiar, donde las tormentas de arena y los tornados, los inmensos volcanes y los inconmensurables cañones lo hacen destacar del resto de los planetas conocidos en nuestra vecindad. Júpiter, con su eterna tormenta roja que es tres veces más grande que la Tierra y lleva cientos de años removiendo, inclemente, las grandes turbulencias que se ven en la superficie. ¡Saturno! la imagen que todos tenemos en la mente con sus inconfundibles anillos, y, la Cassini-Huygens nos llevó a Titán, su satélite más grande en el que podemos encontrar un paisaje semejante al que presentaba la Tierra hace millones de años. Sin embargo, sus ríos, lagos y océanos son de metano líquido. ¿Habrá allí alguna clase de vida?
Navegar por ese fantástico pequeño mundo es sólo una fantasía (hoy) Titán con océanos de metano
Pero vayamos algio más lejos, sigamos el viaje durante noventa mil millones de kilómetros hasta llegar a la constelación de de Épsilon Eridani en la que unos espectaculares anillos de tierra y hielo nos recuerdan a nuestro propio sistema solar de hace unos 4,5 millones de años. Más allá, nos encontramos con la estrella Gliese 581.
Sí, Gliese 581 tiene algun planeta parecidos a la Tierra. Gliese con casi la misma edad que nuestro Sol nos muestra el planeta que contemplamos en la imagen, está situado a una distancia bastante aceptable para hacer posible la vida.
Los Pilares de la Creación (título de la foto tomada por el Telescopio Hubble de una serie de columnas de gas y polvo interestelar en la Nebulosa del Águila), nos quedamos fascinados contemplando la profundidad de estas nube donde nacen enormes estrellas, que dan luz y quizá vida al universo.
Todo ese recorrido y mucho más que imaginemos hacer, amigos míos, está conformado por inmensos espacios vacíos y objetos que componen diversas figuras y tienen múltiples propiedades que, en definitiva, siguen siendo Quarks y Leptones que, en cada caso (estrellas, nebulosas o mundos), han sido mezclados en la debida proporción para que todo eso sea posible.
El viaje podría ser alucinante y veríamos cosas que nos llenarían de asombro. Aprenderíamos mucho más que mirando por el telescopio y, de la misma manera que una lengua se aprende viajando al pais de origen, también visitar el Universo nos diría cómo es realmente. La teórica está bien pero… ¡Estar en esos lugares!
Lo cierto es que los Quarks son objetos muy abstractos y mucho más difíciles de visualizar que los átomos de los que tenemos una imagen, más o menos concreta. Nadie ha podido ver nunca un quarks libre y, su existencia se ha detectado de manera indirecta en las pruebas con aceleradores que, al enviar los datos de sus resultados en forma de ceros y unos, han dado a los físicos experimentadores la certeza de su presencia dentro de los hadrones: Bariones y Mesones. Si miramos en cualquier sitio nos dirán:
“En física, el modelo de quarks es un esquema de clasificación de hadrones en términos de sus quarks de valencia, p.e. el quark (y el antiquark) que den lugar a números cuánticos de hadrones. Estos números cuánticos son las etiquetas de identificación de los hadrones y son de dos tipos. Vienen de la simetría de Poincaré — JPC(m) (donde J es el momento angular, P la paridad intrínseca, y C la paridad de carga conjugada). El resto son números cuánticos de sabor tales como el isospín, I. Cuando tres sabores de quarks son tomados en cuenta, el modelo quark es también conocido como las ocho maneras, después el octeto de mesones de la figura.” -Arriba-.
Está claro que los protones y neutrones y demás bariones, así como los piones y kaones y demás mesones, se comportan como si estuvieran formados por Quarks y anti-quarks.
Sí, tenemos un modelo para describir el mundo de lo muy grande y otro para describir el mundo de lo muy pequeño y, en el centro de los extremos, estamos nosotros que miramos para un lado y otro hasta perder de vista, en el horizonte infinito, las inmensas galaxias y los diminutos átomos que conforman la materia conocida.
Nuestra ignorancia, a pesar de lo que podamos creer, sigue siendo infinita. Por fuerza la cosmología conduce a cuestiones fronterizas entre ciencia experimental, filosofía y…, religión. No es solo el caso de los sabios antiguos. También los físicos de hoy se plantean preguntas de esa clase, sobre todo a propósito del llamado “principio antrópico”. A partir de los conocimientos actuales, este principio señala que las leyes y magnitudes físicas fundamentales parecen cuidadosamente afinadas para que la formación y el desarrollo del universo pudieran dar lugar a la vida en la Tierra y en otros planetas idóneos para acogerla.
El Sol, dentro de 4.500 millones de años podría como estas nebulosas planetarias
Algunas veces nos podríamos preguntas: ¿Para qué tantos sueños? Si inmersos en un vasto Universo de dimensiones “infinitas” para nosotros, al final del camino, miramos las imágenes de arriba y eso es lo que podría quedar de nuestro Sol, una insignificante Nebulosa Planetaria y, la consecuencia de tal transición de fase será, una Tierra sin vida y un Sistema solar de objetos muertos. ¿Dónde iremos nosotros cuando se acerque ese momento en el que, nuestro Sol agonice?
El camino ha sido largo y el tiempo que separan las imágenes que podemos contemplar, nos lleva a pensar que, si podemos continuar el desarrollo de nuestras mentes, si nos da tiempo a evolucionar lo suficiente sin que ocurra ningún percance irreparable… Entonces amigos míos, sí podremos hablar de “los señores del espacio”, dado que, la Ciencia avanza a un ritmo exponencial y, hemos podido llegar hasta los Quarks y las Galaxias, es decir, ¡hemos hecho un largo viaje desde la copa de los árboles hasta los pensamientos!
Hablamos de espacio interior (dentro de los átomos) y de espacio exterior donde moran las galaxias, hablamos de lo que pueda ser ¡el Tiempo! y, nos entretenemos elucubrando sobre supercuerdas en universos de dimensiones extra, de materia oscura que arrastra las galaxias hasta un infinto espacio sin fin, de paralelos universos múltiples en burbujas encadenas surgidas de fluctuaciones de vacío espacio-temporal, de ¿imposibles? viajes a través de agujeros de gusano y…, yo pienso que:
El progreso de la ciencia es el descubrimiento a cada paso que damos, de un nuevo orden, que le dará unidad a todo aquello que, desde siempre, hemos creído desunido, cuando en realidad, todo forma parte de la misma cosa, todo está conectado y nada, en nuestro Universo, está solo y aislado por mucha que sea la distancia que lo separe de todo lo demás, de lo que, de manera irremediable, forma parte.
Hemos inventado complejos ingenios que nos llevan hasta el corazón mismo de la materia, nos hace retroceder en el tiempo hasta que el Universo tenía menos de un minuto de edad, en los experimentos que ahí se llevan a cabo, se reproduce, en miniatura, lo que imaginamos que pudo pasar cuando el universo surgió ¿a la vida? y con él nació también el Tiempo y el Espacio… Mucho, mucho, mucho, muchímo tiempo después, pudimos llegar nosotros que, como decimos antes, pudimos evolucionar -no sin mucho trabajo y dificultades- para hacer posible, algunas de las maravillas que hoy, son una realidad.
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De la misma manera, también ideamos esas estructuras maravillosas que llamamos telescopios y que, al igual que los aceleradores, nos permiten viajar, hacia el infinito pasado, y, de esa manera contemplar, estrellas y galaxias que fueron, que son y que serán más allá del tiempo sin fin, cuando todo quede congelado en ese frío aterrador que marcará la quietud eterna, la no vida, la energía congelada inservible para continuar haciendo trabajo, cuando la Entropía será la única dueña y señora de todo lo que exista, y, para cuando eso llegue, los seres humanos o no, que puedan llegar a existir en ese lejano tiempo, podrán, sinduda, escapar a otros universos que, como ahora el nuestro, les pueda dar cobijo.
No conviene, mientras tanto, olvidar lo más importante: ¡Que no sabemos! Si somos conscientes de eso, es posible, sólo posible, que el camino que nos queda por andar sea fructífero y positivo para una especie que, aunque como la nuestra, hizo un largo recorrido, aún le queda el camino más largo por recorrer… Si la Naturaleza lo permite.
emilio silvera